jueves, 23 de diciembre de 2010

Compras hechas enmedio del caos

Ah... ¿hola?

No puedo creerlo, pero finalmente ¡regalos de Navidad comprados y envueltos! Y fue toda una odisea...


Para empezar, no iba sola. Mi hermano menor y mi sobrina me acompañaban. Fue fácil que la niña no viera lo que le compré, porque la mandé con mi hermano a comprar el regalo para mi padre. El asunto chusco (y absurdo) fue con mi hermano: llevándole cinco años y medio, es más alto que yo, ¡mide 1.90! Y para colmo lo que le quería regalar (una camisa roja) no la hallé de su talla. Así pues, fue el último regalito que conseguí, ¡y me lo tuve que llevar a que se las midiera! Son un par de cachuchas (gorras) bastante lindas, pero le digo a mi hermano "es el regalo más sin chiste que he comprado". Sí, sé que la frase suena rara, pero él me entendió.

Para no hacer el cuento más largo, hicimos cuatro horas en esos menesteres, ¡cuatro! Aunque claro, eso incluye la comida (y el servicio tardado del mesero, dicho sea de paso). Incluso me entretuve en bromear a una tía que me encontré por allí, ¿cómo ven?

Bueno, al menos eso quedó finiquitado. Ahora lo que sigue es estar al pendiente de mañana, que siendo Nochebuena, lo pasaré en casa de una prima en otro municipio. Ahora mismo se supone que debería ayudar a hacer bolos, pero... No, enseguida voy. Primero tenía que contar mi choco-aventura.

Cuídense mucho y nos leemos pronto.

P.D. Mi sobrina ya vino a recordarle a su servidora que DEBE ayudar con los bolos. Así que me voy, ¡hasta luego!

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