sábado, 4 de febrero de 2012

Tinta a la Carta X: Cena en tres tiempos

~Entrada~
Tres Semanas en París
(Bárbara Taylor Bradford)
Nicholas Serdgwick se aclaró la garganta varias veces.
—Por favor, no te enojes conmigo, Anya.
—¡Por todos los cielos, Nicky! ¡No estoy enojada! —él era su favorito en la familia, y aunque no era su hijo, ni siquiera pariente directo, lo consideraba un hijo. Él era muy especial para ella —Está bien —continuó —Así que me harás una fiesta de cumpleaños, y ya enviaste las invitaciones, que quizá ya no puedan cancelarse. De modo que mejor cuéntamelo todo. Vamos, soy toda oídos.
—Quería hacer algo especial para tu cumpleaños, Anya —replicó Nick —Sé cuánto disfrutas el Ledoyen, por lo que reservé todo el restaurante para esa noche. Habrá un tiempo para el coctel, luego la cena y el baile. Además, habrá unas cuantas sorpresas.
—Conociéndote, estoy segura de que se están cocinando varias sorpresas —y rió.
Él asintió con la cabeza, aliviado de que estuviera más afable.
Debes festejar tu octogésimo quinto aniversario, estarás con todos aquellos que te quieren y que han sido especiales en tu vida.

~Plato Fuerte~
Oscuros
(Lauren Kate)
Miró de nuevo a Daniel. Éste se quitó las gafas, las metió en un bolsillo de su chaqueta y luego se volvió para mirarla.
Sus miradas se encontraron, y Luce observó que al principio abría los ojos de par en par, aunque al momento los entrecerró, como si estuviera sorprendido. Pero no… había algo más. De repente, mientras seguían mirándose, sintió que le faltaba el aire: lo había visto antes en algún lugar.
Sin embargo, si hubiese conocido a alguien como él se acordaría, se acordaría de haberse sentido tan alterada como en aquel momento.

~Postre~
Navegando hacia ti
(Luanne Rice)
—Tus mundos son submarinos. Tus pinturas, quiero decir. Todo ese azul… el fondo del mar, la vida marina, siempre la sirena.
—¿La qué? —preguntó Dana con la voz temblorosa.
—La sirena —contestó él, mirándola a los ojos.
—Nadie más la ve… Excepto una persona.
—¿Lily?
Dana asintió con la cabeza.
—Pintaba sirenas para ella. Siempre lo hacía. Pero las disimulaba para que nadie más pudiera verlas. Pintaba sus colas entre las algas, convertía sus escamas en bancos de peces.


Con mis agradecimientos a Nea Poulain por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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