miércoles, 30 de mayo de 2012

Describiendo a... (XVIII)

Título: Si Hubiera Espinas (en el idioma original, If There be Thorns).

Autor: V. C. Andrews.

Sinopsis: [...] Rodeó mis hombros con un brazo y yo apoyé la cabeza donde creí que se acomodaba mejor, conscientes ambos de que nuestra historia estaba a punto de terminar, y que Bart y Jory nos darían a los dos lo mejor o lo peor de lo que está por venir. Ésta es la historia de ellos, la historia de Jory y de Bart y ellos la contarán tal como la vieron. (Extracto del prólogo).

domingo, 27 de mayo de 2012

El nombre del ciento

¡Hola, hola, damas, caballeros y demás entes incautos! Espero que estén muy bien.

Ah... ¿de qué se trata esto? ¿Alguien lo adivina? ¿No? Es normal, la verdad, porque estoy haciendo un pequeño juego de palabras con el título de la entrada que, conforme sigan leyendo, quizá les quede más claro.

A todo aquel que me lee, quiero informarle que la presente es la entrada número cien. ¡Sí, ya llevo 100! (Bell se sonroja). Y eso que al principio me desaparecía un montón, no sabía qué subir o cómo mantenerme más o menos constante. Pero claro, las ideas salieron y aunque parezca que me inclino más por la literatura, no es tanto así. Lo he reconocido hasta el cansancio, leer es uno de mis vicios, así que para mí resultó natural presentar lo que he leído por acá. De allí salieron las entradas de Tinta a la Carta y este año, las relacionadas con mis Retos/Desafíos de lectura, que hasta ahora son las de Personalidades Literarias y las Seudo-reseñas (Describiendo a...).

Por otro lado, desde que empecé el blog hasta la fecha han sucedido varias cosas: encontré trabajo, cumplí un cuarto de siglo de vida (vamos, cumplí 25 años, por si alguien no entendió), acabé dos de mis fics más importantes (Telaraña y la tercera entrega de la Saga HHP, Primera Guerra Mundial Mágica) mientras que otro (Rilato) comenzó a tener más fans, conocí en vivo y en directo a una persona de Potterfics (Mako-sama, hay que encontrarnos otra vez), el blog cumplió un año... En fin, la lista es infinita. Simplemente nombré algunos de los sucesos que más recuerdo, y algunos de los cuales plasmé por acá. Así que por eso festejo con esta entrada, esperando llegar al menos a otra centena, que creo que a nadie le molestará.

Por otro lado, aprovecho la presente entrada para anotarme a un concurso. Es al segundo que me anoto, y eso que pensaba no volver a hacerlo, pero no pude resistirme. En primer lugar, lo organiza Lunatica Pirate (ya saben, esa chica a la que nombro como "la fan que a veces no creo merecer"), por el aniversario de su blog. Así pues, aquí tienen el banner, al cual solo deben hacerle clic para que los lleve a las bases directamente.




En segundo lugar, habrán notado que el premio que ofrece ella es El Nombre del Viento, un libro del cual he oído muchísimas cosas buenas, pero por una razón u otra, no me decido a comprar cuando lo veo (porque he de decirles que ya anda escaso en las librerías de mi ciudad). Así pues, si me lo gano, me ahorro ese dinero (otra vez salió mi vena tacaña, no le hagan caso) y compruebo por mí misma si es tan genial como lo han pintado otras personas.

De momento me despido. Ya saben, se aceptan felicitaciones por haber publicado tanto disparate en menos de dos años, aunque seguramente esta entrada, como casi todas las que saco últimamente, sea programada (estaré haciendo inventarios, y como llego a las tantas de la noche más dormida que despierta, por eso me prevengo).

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

sábado, 26 de mayo de 2012

Tinta a la Carta XXVI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~
Alicia a través del espejo
(Lewis Carroll)
—¡Pero si hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo se encuentra en el mismo sitio de antes!
—¡Claro que sí! —dijo la Reina —¡Pues qué te creías!
—Bueno, lo que pasa es que en nuestro país —dijo Alicia, interrumpiéndose por el jadeo —si uno corre mucho, y tan rápido como lo hemos hecho, generalmente se termina por llegar a un lugar distinto.
—¡Pues qué país tan lento! —dijo la Reina —Aquí, como ves, corremos a toda marcha con el objeto de permanecer en el mismo sitio; pero si quieres llegar a otra parte, por lo menos debes correr el doble de rápido.

~Plato Fuerte~
Tango Uno
(Stephen Leather)
—Entonces, ¿eso es todo? —preguntó Jordan —Vamos a dejarlos ir, así nada más?
—Ricky —lo riñó Macfayden, exasperado —si no te callas, yo mismo te meto una bala.
—Sólo decía…
—Pues no digas —agregó Macfayden —Es Den quien decide. Bien hecho, Den. ¿A dónde irás?
—A casa —contestó Donovan —Tengo que lavar un uniforme de fútbol. Tender las camas. Ir al supermercado —sonrió —El trabajo de un amo de casa nunca termina, ¿verdad, muchachos?

~Postre~
La Confabulación
(Brian McGrory)
Martin debe de haber pensado lo mismo que yo, porque en ese instante se abalanzó contra Drinker y le hundió un bolígrafo en un costado del cuello. Drinker se desplomó y los ojos se le saltaron. Al caer soltó el teclado y éste se estrelló en el piso. Mientras esto ocurría, el monitor emitió dos zumbidos y las palabras “Archivo enviado sin errores” destellaron en la pantalla. Drinker se revolcó en el piso, gimiendo. Ustedes disculparán mi falta de mesura, pero por un breve instante, mientras miraba el cuello de Drinker, pensé que la pluma era, en realidad, más poderosa que la espada.
Como iba diciéndoles, Martin tomó despreocupadamente el teléfono y llamó una ambulancia. Recogí la pistola de Drinker, al tiempo que le advertía.
—Si tratas de ponerte de pie, eres hombre muerto —mientras yo vigilaba, Martin hizo otra llamada, esta vez a Appleton.
—Sí, tienes razón —oí decir a Martin —Es un verdadero fastidio tener que incluir este artículo a tan altas horas de la noche.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 23 de mayo de 2012

Describiendo a... (XVII)

Título: Pétalos al Viento (en el idioma original, Petals on the Wind).

Autor: V. C. Andrews.

Sinopsis: ¡Qué jóvenes éramos el día que escapamos! Hubiésemos debido sentirnos intensamente vivos por habernos liberado, al fin, de aquel triste, solitario y sofocante lugar. Hubiésemos debido estar entusiasmados de viajar en un autobús que rodaba lentamente, bamboleándose, hacia el Sur. Pero si estábamos alegres, no lo demostrábamos. Permanecíamos sentados [...], pálidos y callados, mirando por las ventanillas, asustados por todo lo que veíamos. [...] (Extracto del primer capítulo).

sábado, 19 de mayo de 2012

La OSECI presenta... De cumpleaños a cumpleaños (II)

~En la entrada anterior…~

La Alcaldesa de Agua Imaginaria celebró su cumpleaños en mayo, con una fiesta que Bell le organizó. Así, May se propuso organizar en junio la fiesta de cumpleaños de la Fundadora y Líder Suprema de la OSECI, auxiliada por varias personas.

Ah, ¿pero todo saldría bien o se enfrentarían todos a algún contratiempo?

Vamos a averiguarlo.

~En la cocina de la residencia de la OSECI…~

Pad y Writer eran las encargadas de preparar lo que comerían ese día. La Sacerdotisa Escribana normalmente estaba de buen humor, pero el postre la estaba sacando de quicio.

—¿Por qué eligió el novio de Bell estas cosas? —quiso saber, mientras iba vaciando en pequeños recipientes una mezcla cremosa que olía delicioso.

—Creo que Bell le comentó que quería comerlos —respondió la Aprendiz, encogiéndose de hombros y haciendo lo mismo que Writer.

—No digo que sepan mal, ¿pero crème brûleé? Bell tiene gustos muy raros a veces…

Pad asintió, totalmente de acuerdo.

~En la pequeña sala de baile…~

—¿Saben ustedes cuánto nos van a pagar por esto?

—Yo no pregunté, ya ves que la amiga de Carmen se pone gruñona cuando dirige.

—Sí, da miedo.

Un montón de hombres jóvenes y atractivos estaban descansando sentados en el suelo, todos luciendo ropa deportiva y rostros llenos de cansancio.

—Deberíamos decirle al Patrón que cobre por nosotros —sugirió uno de los hombres.

—¿Quién, Doño Dann? Les tiene más miedo a las de esta casa que todos nosotros juntos —alegó otro, dejando escapar una carcajada.

Los demás no tardaron en imitarlo. Según lo que sabían, al dueño del Palacio no le estaba yendo precisamente bien en la preparación de la fiesta, o eso había dado a entender Sole, la seudo–madre del susodicho.

—¿Ustedes creen que Dann nos aumente el sueldo si Bell queda encantada con nosotros?

—Nada perdemos al intentarlo, ¿pero no nos hará algo el novio de Bell?

—¿Quién, el tal Fictus? ¡Tonterías! No parece la gran cosa. Y hace mucho que volver con esa chica, a ver si puedo…

—Tú sabrás lo que haces, Orlando.

El tal Orlando, de cabello y ojos negros, se encogió de hombros, muy seguro de sí mismo.

La que se iba a armar…

~En la sala principal…~

—Con cuidado, por favor, ¡no tapes ese reflector!

Luna hacía rato que había colocado las luces, y ahora se aseguraba que lo que colgaban por todas partes no obstruyera la iluminación que había preparado.

—Disculpa, no soy adivino —se quejó Doño Dann, trepado en lo alto de una escalera.

—¡Pues a ver si prestas atención a lo que se te dice, tú…!

—Luna, mujer, cálmate —pidió Janni.

—¡Nada! ¡Yo no tengo la culpa del mal genio de este tío!

Dann meneó la cabeza y siguió en lo suyo. Detestaba cuando el genio de Luna salía a flote, soltándole más de una frase malsonante al más puro estilo español.

Y de todas formas, ¿por qué estaba él haciendo esas cosas?

¡Ah, sí! May lo había embaucado en su propio cumpleaños…

~Poco más de un mes atrás, en el salón principal del Palacio~

Para quien nunca había entrado al Palacio sin ser cliente, el lugar tenía un aire elegante, aunque un poco recargado. Dann se enorgullecía de tenerlo siempre limpio y bien adornado, además de que sus empleados eran lo más selecto entre lo selecto.

Y ese día el Palacio estaba de fiesta. Sole, la seudo–madre de Dann, les había pedido a los empleados que la ayudaran a adornar y cocinar, porque era diecinueve de mayo, cumpleaños del susodicho. Así, para la hora en que los invitados de Sole llegaron, ya había una mesa puesta en uno de los salones más bonitos del lugar. Todo lo que faltaba era el cumpleañero.

—¿A qué hora llega Dann? —quiso saber Luna, mirándose la manicura de la mano derecha, donde resplandecían el verde y el plateado.

—Pronto, nada más fue a enviar un manuscrito por correo —respondió Sole, ofreciéndoles bebidas a Mery y a Carmen.

—Ese hijo tuyo a veces es un ingrato, Sole, ¿para qué le haces fiesta? —se interesó Nea Poulain, que en compañía de B, había acudido rauda y veloz al pueblo solamente por el cumpleaños de Dann.

—Que a veces sea un ingrato no significa que no lo quiera —respondió Sole con calma.

—Eso es verdad, la mayoría del tiempo es un encanto.

—Eh, Sole, ¿segura que esto le gustará a Dann? —se oyó que decía Bell.

La Fundadora y Líder Suprema de la OSECI iba entrando al salón con un pastel redondo y muy grande en las manos. Al depositarlo con cuidado en la mesa, la gente comenzó a juntarse a su alrededor, queriendo saber qué era.

—¡Bell, te has lucido! —soltó Nea, con los ojos abiertos de par en par —¿Cómo se te ocurrió? ¿Y cómo te salió “Pecas” tan exacto?

—¿No te acuerdas? En tu blog hay una imagen, solo la imprimí y me puse a decorar. Pero siento que no me quedó muy bien, su cabeza…

—¡Olvida eso, Líder! —Veerie estaba enternecida —Es muy bonito.

¡Kawaii! —dejó escapar Joke, quien apenas se daba cuenta que la sujetaban su gemela y Pad para que no se abalanzara sobre el pastel.

En la cima del redondo pastel de chocolate estaba un oso de peluche hecho con glaseado de colores. Nea no era la única que había sabido qué era: “Pecas”, un muñeco de lo más tierno creado como portada para un relato del dueño del Palacio. Bell se sentía ligeramente mal por usar ese oso en el pastel cuando ni siquiera había leído el susodicho relato, ¡pero le daba igual! Era un dibujo tan bonito que sintió que debía ponerlo en el pastel.

—¿Por qué tanto escándalo?

Dann acababa de entrar al salón, con las cejas arqueadas ante tanta gente que normalmente no andaba por allí y todas viendo algo en la mesa. ¿Era eso un pastel?

—¡Sorpresa! —gritaron todos, sin quedarles más remedio.

Al segundo siguiente, Dann estaba en el sitio de honor de la mesa, contemplando el oso dibujado en su pastel, sin saber qué hacer primero: lamentarse por ser un año más viejo, sonreírle a todos por estar allí, soplar las velas pidiendo un deseo o desear irse directamente a la cama, pues el día se le había hecho eterno.

Nada de eso ganó en su pequeña batalla interna. Lo primero que el dueño del Palacio hizo fue beberse de golpe el contenido del vaso que le arrebató a May. ¡Estaba sediento!

—¡Eh, mi vodka! —se quejó la Alcaldesa.

Dann la ignoró. Siguió en lo suyo, sonriendo a todo el mundo y agradeciendo los regalos que le daban. Conforme la tarde dio paso a la noche, se notó que ese único vaso de vodka le afectó bastante, porque ni él mismo se acordaría después, con lujo de detalles, lo que conversó con las Diosas Menores, con Tato y con May.

—Oye, Dann, ¿nos prestarías un día a tus empleados? —comenzó Carmen.

—¿A mis qué? —musitó el aludido, cabeceando ligeramente.

—A tus empleados —repitió Mery con amabilidad.

—¿Te sientes bien? —Tato observó de cerca al muchacho —Válgame, ¿pues cuánto vodka tenía tu vaso, May? —preguntó en susurros.

—Pues lo que me suelo tomar yo, ¿qué esperabas? Dann me lo quitó sin decir nada.

—¿Lo que tú tomas? —se escandalizó Mery —¡Sabes que Dann no tolera el alcohol!

El mencionado no les prestaba atención. Las veía de manera distraída, como decidiendo si de verdad estaba con ellas o no.

—Como sea —desdeñó May con una sonrisa maliciosa, ya que recordaba ciertos fuegos artificiales en ese momento —Dann, corazón, ¿nos vas a prestar a tus empleados para el cumpleaños de Bell?

—¿Para el cumple qué de quién?

—¡Lo perdimos! —se lamentaba Tato.

—Ya, calma —pidió Carmen.

—Dann, concéntrate en mi dulce voz —canturreó May, causando que las Diosas Menores y Tato rieran por lo bajo —Vamos a organizar una súper fiesta de cumpleaños para Bell y queremos que tus empleados nos ayuden con un espectáculo, ¿te acuerdas de la Noche de Ellas?

—A Bell no le gustan esas cosas —al decir eso, Dann parecía un poco más sobrio.

—Ya sabemos —apoyó Tato entonces, causando que May arqueara una ceja —Pero Mery está armando algo muy bonito, estamos seguras que a Bell le va a gustar —May soltó un suspiro de alivio —Anda, di que sí, aunque sea como agradecimiento, ¡te hizo un pastel tan tierno…!

—Y claro, si no es mucha molestia, ¿nos podrías ayudar a decorar ese día? No nos daremos abasto con tanto invitado —apuntó Carmen oportunamente.

—Si les digo que sí, ¿me van a dejar en paz y me conseguirán una foto de cómo estaba mi pastel antes de comérnoslo?

Las chicas se miraron entre sí. ¿Ese era Dann borracho? No acababan de creérselo.

—Ah, claro, ¿por qué no? —May le tendió la diestra.

Dann asintió, correspondió al saludo y en ese momento…

—¿Dónde está el whisky? ¡La casa invita! ¡Y saquen el karaoke, estoy inspirado!

—¡May, si recuerda esto después, te mata! —le aseguró Tato.

Pero la Alcaldesa apenas la oía, porque se carcajeaba de lo lindo al oír desafinar a Dann por intentar cantar “Muñeca de Trapo”, de La Oreja de Van Gogh.

—¿Qué le hicieron a mi marido? —quiso saber Peti, acercándose a ellas en ese momento.

—¡Nada! —soltaron las cuatro chicas.

Antes de confesar lo que sabían, preferían sentir el látigo de Nea.

—¡’Posa mía, esta es para ti! —gritó Dann al micrófono del karaoke, antes de ponerse a berrear los versos de “La Playa”.

Nadie olvidaría eso mientras viviera. Quizá Doño Dann sí, pero era mejor de esa manera.

~En el presente, en el salón principal…~

Y sí, Dann seguía sin acordarse bien qué tanto había dicho y hecho después de beberse aquel vaso de vodka con refresco (que conociendo a May, debía tener más licor que otra cosa). Lo poco que sabía lo habían complementado su esposa y Sole con sus relatos, aunque le daba mala espina que cuando lo hicieron, ambas parecían contener la risa.

¿Acaso importaba? Se acordaba de lo suficiente como para estar allí, porque pensándolo bien, no le molestaba ayudar, como agradecimiento a Bell por su pastel.

Pero claro, eso nunca lo diría en voz alta.

&&&

Ah… Yo no pensaba publicar otra parte de este especial tan pronto, lo juro. Pero qué quieren, me acordé tarde que el cumpleaños del genial, maravilloso, simpático… (Bell oye cantar a los grillos). ¡Ya, pues! Hoy me acordé del cumpleaños de Dann, ¡felicidades, que la pases estupendamente! (Bell corre y abraza fuerte a Dann). Por eso aquí tienen el aporte de él a lo que será mi fiesta de cumpleaños del mes que viene. Y lamento haberlo emborrachado, pero digamos que May necesitaba su revancha por lo del año pasado, ¿se acuerdan?

¿Las cosas seguirán tranquilas? ¿El ex–amante de Bell ha vuelto? ¿Algún otro invitado quiere compartir cómo se vieron envueltos en los preparativos? ¿Qué me van a regalar? (Bell suelta una risita).

Bien, de momento me despido. Cuídense mucho y nos leemos en la próxima parte.

Tinta a la Carta XXV: Cena en tres tiempos

~Entrada~
El Club de la Buena Estrella
(Amy Tan)
—¡Imagina, una hija que no conoce a su propia madre!
De pronto caigo en la cuenta de que están asustadas. Ven a sus propias hijas reflejadas en mí; las ven tan ignorantes, tan olvidadizas de las verdades y esperanzas que sus madres trajeron a Norteamérica como yo. Las ven impacientes cuando sus madres hablan en chino, considerarlas estúpidas cuando intentan expresarse en un inglés chapurreado. Advierten que la alegría y la suerte no significan lo mismo para sus hijas, que el concepto de «buena estrella» no existe para sus mentes, por completo americanas. Saben que los nietos que les darán no tendrán ninguna conexión con las esperanzas transmitidas de generación en generación.
—Se los diré todo —contesto, y al ver que me miran con expresión dubitativa, añado —Lo recordaré todo acerca de mi madre y se los transmitiré.

~Plato Fuerte~
Un Amante de Ensueño
(Sherrilyn Kenyon)
—¿Quién es Príapo? —le preguntó.
—Un dios fálico de la fertilidad que siempre se representa totalmente empalmado —contestó Selena en un susurro.
—¿Y para qué lo necesita Julian?
Su amiga se encogió de hombros.
—¿Porque quizá fue él quien lo maldijo? No obstante, si eso fuera cierto, aquí habría algo muy divertido: Príapo es hermano de Eros, por tanto, si Eros es hermano de Julian, hay bastantes posibilidades de que Julian y Príapo también lo sean.
¿Condenado a una eternidad como esclavo por su propio hermano?
La mera idea la ponía enferma.

~Postre~
Juego de Patriotas
(Tom Clancy)
—¿Todavía no los encuentran?
—No, estos tipos son profesionales, Robby.
Robby reaccionó con una pasión inusitada.
—¡De ninguna manera! Los profesionales no acostumbran lastimar niños. Estos solo son unos matones callejeros, Jack, y están jugando. Incluso hay una canción al respecto, la escuché el día de San Patricio: “Cuando leía sobre nuestros héroes yo siempre solía soñar que en los juegos de patriotas yo iba a participar.” Algo así dice —Robby sacudió la cabeza con disgusto —La guerra no es un juego; es una profesión. Pero a estos tipos les gusta jugar y llamarse a sí mismos patriotas, para luego ir a la calle a matar niños. Mira, Jack, cuando yo salgo con la flota, jugamos nuestro juego con los rusos, pero nadie resulta muerto porque los que estamos en ambos bandos somos profesionales y porque existen reglas y se respetan. Así es como se supone que debe ser.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 16 de mayo de 2012

La OSECI presenta... De cumpleaños a cumpleaños (I)

Junio, mes en el cual muchos dejan las aulas, cuando en el hemisferio norte el calor empieza a agobiar y en el hemisferio sur, los abrigos están a la orden del día. Agua Imaginaria se llenó de cadenetas de papel, de flores, de globos y de mucha música. ¿Era alguna fiesta local? ¿Alguien famoso llegaba o se estaba yendo a su hogar?

Pues… Digamos que era algo parecido.

~Poco más de un mes atrás, en el comedor de la residencia de la OSECI…~

El dieciséis de mayo, las calles de Agua Imaginaria se veían de manera muy similar. Sin embargo, la residencia de las más locas habitantes superaban con mucho los adornos de los pueblerinos. Eso era porque desde el día anterior, Bell había solicitado ayuda para decorar en honor a la Alcaldesa. Sí, la Encargada de los Chocos celebraba un año más de vida y varios se habían citado allí para celebrar.

—A ver, ¿por qué yo, siendo Doño Dann, tengo que ayudar en la fiesta de May? —quiso saber el dueño del Palacio, con una cara de fastidio evidente, ya que lo habían puesto a acomodar sillas extras y luego, a colgar serpentinas y globos.

—Porque eres su amigo, ella te quiere, te perdona la mitad de los impuestos… ¿quieres que siga? —respondió Bell con ironía.

Dann negó con la cabeza y siguió en lo suyo.

—Etto… Bell–sempai, ¿no habrá pastel? —quiso saber Joke, comiendo una larga galleta rellena de crema de avellana.

—Sí, claro, deben traerlo pronto —contestó la Fundadora y Líder Suprema, vigilando la instalación de unas luces de colores —¡Luna! ¿Revisaste todas las conexiones, verdad?

—Sí, claro, no quiero otro incendio como el del año pasado —aseguró la Messias, conteniendo un escalofrío al recordar cómo casi termina uno de los cumpleaños de Veerie.

Hablando de la Sublíder Hippie, en ese momento entró a la casa, acompañada de Pad y cargando con una caja blanca de tamaño considerable. Joke olfateó el aire y antes que hiciera algún movimiento, las Diosas Menores la sujetaron fuerte y se la llevaron a los dormitorios.

—Bell, casi es hora de empezar —indicó Writer, que agenda en mano, regresaba del comedor, donde ella y unas cuantas personas más habían puesto la mesa.

—Muchas gracias. ¿Algo que nos falte?

—No, nada. Por cierto, ¿a qué hora llega May?

El silencio que siguió a esa pregunta fue breve, pero hubiera podido resonar en él el canto de los grillos, de tan intenso que se sintió.

—¡Demonios! ¡Lo olvidé! ¡Ahora mismo voy por ella!

Una figura salió corriendo, procurando no derribar a Veerie y a Pad, mientras el resto de los presentes meneaba la cabeza.

¡Vaya momento para un despiste de Bell!

~En la Alcaldía de Agua Imaginaria…~

Maylis Juliene Malfoy Felton, mejor conocida como May, terminaba con el último trámite del día. ¡Por Jack Sparrow, era su cumpleaños! Quería llegar a la residencia de la OSECI, apoderarse del cuarto de baño de la planta alta y llenar la tina con agua perfumada, así se relajaría y luego podría zamparte la mitad de las reservas de chocos (sin que Bell se enterara, claro).

Pero no contaba, precisamente, con la Fundadora y Líder Suprema, que entró a su oficina como vendaval, ignorando olímpicamente a su secretaria.

—Deja eso por hoy, May, es hora de irnos —dijo la joven mujer de anteojos, sonriendo ampliamente y con las mejillas coloradas.

—Momento, Bell, son unas órdenes de compra de…

—Nada, nada, ¡encárgaselas a Catta! ¿Puedes, Catt?

La secretaria, al oírse nombrar, asintió con la cabeza y Bell sujetó entonces a May para sacarla de allí.

A la Alcaldesa poco le importó ver frustrados sus deseos cuando vio que la recibieron con una gran fiesta.

Mucho menos contemplando el enorme y redondo pastel de chocolate, que como decía Joke, ¡está para chuparse los dedos!

—Oh, Bell, no debiste molestarte, yo quería un simple baño de tina…

La Líder agitó una mano de manera despreocupada.

—Eso lo harás el fin de semana, o esta misma noche quizá, pero los cumpleaños son una vez al año, ¡anda, sopla las velas!

Mientras May pensaba en un deseo (algo relacionado con ella, un montón de rubios guapos y una isla desierta), le echó un vistazo al pequeño montón de regalos que había en un extremo de la mesa, y se preguntó qué le regalarían.

Pero quitando eso, se prometió confirmar las órdenes de compra que Bell, sin querer, hizo que dejara a la mitad.

~En el presente, en la sala de la residencia…~

Ahora era May quien presidía los preparativos, sin perdonar ningún error. Era raro que estuviera tan temprano en la residencia siendo un martes, pero claro, era la Alcaldesa, le había endilgado el resto del papeleo a su nuevo asistente (pese a las quejas de Janni, pues el asistente no era otro que Stiven) y andaba de un lado para otro, procurando que nada faltara.

—¡Cuidado con eso! Joke, si veo una sola mancha de chocolate en los adornos…

—Etto… May–nee, ¿de verdad crees que haría eso?

—Sí, lo creo.

—Ya están listos —avisó Carmen, seguida de cerca por Mery. Ambas venían de la pequeña sala de baile —¿Podemos irnos a arreglar?

—Sí, claro, pero regresen a tiempo.

Las Diosas Menores dejaron escapar un suspiro de alivio y subieron corriendo hacia sus respectivos dormitorios.

—El rollo de carne salió del horno grande —avisó Pad, que igual que Writer, llevaba un delantal sobre su túnica morada —Las crème brûlée están casi listas, pero…

—¿A quién narices se le ocurrió ese postre francés? —se quejó Writer inesperadamente.

—A él —renegó Luna, que en lo alto de una escalera, se encargaba nuevamente de colocar las luces en su sitio.

Las SECI’s presentes contemplaron al novio de su Líder, Fictus Rodrigus Ficticio, rondando por todos lados, leyendo algo de una libreta verde y, de vez en cuando, saludando a los que colaboraban en la preparación de la fiesta y a ofrecer un poco de ayuda.

—Se nota que sale con Bell, ya se le pegó su lado maniático —señaló Makoto Black entre resignada y bromista, ayudando a Nea Poulain y a una chica vestida como tenista a decorar una manta con un letrero enorme.

Había un montón de gente ese día allí, aunque algunos acudieron debido a métodos… poco ortodoxos. Pero May no estaba para quejas.

—Porque te lleva las cuentas, porque es estupenda, porque cuida que sus chicas hagan menos locuras de las que imaginas... ¿quieres que le siga, corazón?

El propietario del Palacio recibió esa mordaz respuesta de su propia madre, Sole, cuando, creyendo que nadie lo oiría, espetó.

—Díganme, ¿por qué yo, siendo el grandioso Doño Dann, debo ayudar en la fiesta de cumpleaños de Bell?

Sí, algunas cosas nunca cambian.

Continuará…

&&&

Esta entrada tiene su razón de ser. O mejor dicho, sus dos razones de ser: este año quise lanzar un especial de la OSECI por motivo de mi cumpleaños (Bell rueda los ojos, eso se oyó bastante egocéntrico, pero ya qué…) y porque hoy, 16 de mayo, sí es cumpleaños de nuestra queridísima Alcaldesa. ¡Felicidades! Ojalá la hayas pasado estupendamente, que comieras muchas cosas ricas, que los regalos fueran de tu agrado y que disfrutes de esta edad maravillosa.

Así pues, como esta primera entrada del especial es dedicada a May, es ella quien organiza mi futura fiesta de cumpleaños en Agua Imaginaria. ¿Qué creen que pasará? ¿Las cosas saldrán a las mil maravillas o habrá “contratiempos”, como de costumbre? ¿Qué le regalarán a Bell? ¿Y quiénes más aparecerán por el lugar?

Eso pronto lo sabremos. Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

Describiendo a... (XVI)

Título: Flores en el Ático (en el idioma original, Flowers in the Atic).

Autor: V. C. Andrews.

Sinopsis: [...] De manera que, como Charles Dickens, en esta obra de "imaginación" me ocultaré a mí misma detrás de un nombre supuesto, y viviré en lugares falsos, y pediré a Dios que los que deberían haberse sentido fulminados cuando leyeron lo que tengo que decir, apenas se sientan heridos y, ciertamente, Dios en su infinita misericordia, hará que algún editor comprensivo imprima mis palabras, haciendo con ellas un libro, y me ayude a contar toda la terrible verdad. (Extracto del prólogo).

sábado, 12 de mayo de 2012

Tinta a la Carta XXIV: Merienda en cuatro tiempos

~Aperitivo~
La consentida de papá
(Mary Higgins Clark)
—Pero algo está mal. Tú dijiste algo equivocado.
—Déjame pensar —intenté reconstruir la conversación —Lo único que recuerdo haber dicho fue que Rob no le había comprado un dije nuevo a Andrea. Que le había hecho grabar las iniciales de ambos, de Rob y de Andrea, a un dije que alguna otra chica probablemente extravió en el auto de aquél.
Paulie sonrió.
—Eso es lo que intentaba recordar. Rob no mandó grabar las iniciales al dije. Ya las tenía.
—Paulie, eso es imposible. Tú encontraste el dije en mayo.
Su expresión se tornó necia.
—Ellie, lo recuerdo bien. Las iniciales ya estaban en el dije. No eran R y A. Eran A y R, con una hermosa caligrafía.

~Entrada~
Santa María del Circo
(David Toscana)
Hércules pronunció una serie de frases desordenadas, sin la menor coherencia, que daban perfecta cuenta de su rabia. Se retiró bufando y conformándose con buscar consuelo en su taza de porcelana.
Natanael se acercó a Mandrake y le susurró.
—Yo escribí esa papeleta. Tenía la esperanza de que le tocara a Narcisa.
—Que no se entere Hércules porque te mata.
El enano asintió, arrepentido de haber hablado. Él debía ser el receptor de las confesiones y en cambio se le iba la lengua a la menor oportunidad.
—Y que no se entere Narcisa —dijo —porque también me mata.

~Pato Fuerte~
La isla del tesoro
(Robert L. Stevenson)
Fácil es imaginar lo que sentí al oír a aquel abominable y empedernido bribón dirigir a otro las mismas frases de adulación que había empleado conmigo. A poder ser, lo hubiera matado a través del barril. Entretanto, siguió su charla, muy ajeno de que se le escuchaba.
—Lo que pasa con los caballeros de fortuna es esto: viven malamente y con riesgo de la horca; pero comen y beben como gallos de pelea, y cuando terminan un crucero, ¡qué!, se encuentran con cientos de libras esterlinas en los bolsillos en vez de cientos de ochavos. Luego, la mayor parte se va en ron y en tirarlo en francachelas; y a la mar otra vez, sin más que la camisa puesta. No es ésa la derrota que yo sigo. Lo pongo todo en un lugar seguro; un poco aquí, otro poco allá, y nunca mucho en ninguna parte para no levantar sospechas. Tengo ahora cincuenta años, fijarse; en cuanto vuelva de este viaje me meto del todo a caballero particular. Ya era hora, dirán. Sí; pero entretanto me he dado buena vida; nunca me negué ningún capricho, y he dormido en blando y he comido de lo mejor siempre en mis días, menos cuando andaba en el mar. Y, ¿cómo empecé? ¡De marinero, como ustedes!

~Postre~
Flores en el Ático
(V. C. Andrews)
—Chris, ¿te acuerdas cuando mamá nos dijo que es el dinero lo que hace girar al mundo? Pues yo creo que se equivoca.
—¿Sí? Pues piénsalo un poco más, ¿por qué no las dos cosas?
Lo pensé. Lo pensé mucho. Permanecí tendida mirando fijamente al techo, que era mi pista de baile, y pensé en la vida y en el amor, una y otra vez. Y de cada libro que había leído en mi vida saqué una cuenta llena de prudente filosofía, y las enhebré todas ellas en un rosario en el que iba a creer en lo que me quedase de vida.
El amor, cuando llegase y llamara a mi puerta, sería suficiente para mí.

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

miércoles, 9 de mayo de 2012

Describiendo a... (XV)

Título: Fenris, el elfo (Crónicas de la Torre IV). También conocido como Crónicas de la Torre IV. Fenris, el elfo.

Autor: Laura Gallego García.

Sinopsis: Fenris es un elfo muy especial. Tiene grandes poderes y, en las noches de luna llena, una fuerza inexplicable le arrastra hasta convertirlo en un ser asombroso. [...] Aquí comienza su viaje hasta la Torre, situada en el Valle de los Lobos. (Extracto tomado de la contraportada de mi ejemplar).

sábado, 5 de mayo de 2012

Tinta a la Carta XXIII: Comida en cinco tiempos

~Aperitivo~
El Perfume. Historia de un asesino
(Patrick Süskind)
Se asestó un manotazo en la cabeza, horrorizado porque no se le había ocurrido antes: aquella singular fragancia no podía usarse en bruto. Debía tratarla como la piedra preciosa de más valor. Debía forjar una diadema fragante en cuya parte más elevada refulgiera su aroma, mezclado con otros pero dominándolos a todos. Elaboraría un perfume según todas las reglas del arte, y la fragancia de la muchacha de detrás de la muralla sería la nota central.
Como auxiliares, como nota básica, mediana y alta, como aroma de punta y como fijador no eran apropiados ni el almizcle ni la algalia, ni el neroli ni la esencia de rosas; esto por descontado. Para un perfume como aquél, para un perfume humano, se requerían otros ingredientes.

~Entrada~
Los Tres Mosqueteros
(Alexandre Dumas padre)
—El señor es con quien me bato —dijo Athos indicando con la cabeza a d’Artagnan y saludándole ligeramente.
—Con él me bato yo también —dijo Porthos.
—Pero a la una —contestó d’Artagnan.
—Y yo también me bato con este caballero —agregó Aramis llegando a su vez.
—A las dos —repuso d’Artagnan con la misma calma.
—Y, ¿por qué te bates tú, Athos? —preguntó Aramis.
—Lo ignoro; me ha lastimado en el hombro.
—¿Y tú, Porthos?
—Yo me bato porque me bato —contestó Porthos poniéndose encarnado.
Athos, a quien nada se le escapaba, observó una ligera sonrisa en los labios de d’Artagnan.
—Hemos tenido una disputa sobre modas —dijo el joven.
—¿Y tú, Aramis? —preguntó Athos.
—Yo por una cuestión de Teología —repuso Aramis, pidiendo a d’Artagnan con la mirada que guardase el secreto del duelo.
Athos vio pasar una segunda sonrisa por los labios de d’Artagnan y dijo.
—¿Es cierto?
—Sí, un punto de San Agustín sobre el cual no estábamos de acuerdo —contestó el gascón.

~Plato Fuerte~
El Señor de los Anillos. (II. Las Dos Torres)
(J.R.R. Tolkien)
[…] “En verdad desde la última venida de Gandalf todo ha ido de mal en peor. En ese tiempo comenzaron nuestras dificultades con Saruman el Blanco. Hasta entonces contábamos a Saruman entre nuestros amigos, pero Gandalf vino y nos anunció que Isengard se preparaba rápidamente para la guerra. Dijo que él mismo había estado prisionero en Orthanc y que había escapado a duras penas, y pedía ayuda. Pero Théoden no quiso escucharlo y Gandalf se fue. ¡No pronuncies el nombre de Gandalf en voz alta si te encuentras con Théoden! Está furioso. Pues Gandalf se llevó el caballo que llaman Sombragrís, el más precioso de los corceles del rey, jefe de los Mearas, que sólo el señor de la Marca puede montar. Pues el padre de esta raza era el gran caballo de Eorl que conocía el lenguaje de los Hombres. Sombragrís volvió hace siete noches, pero la cólera del rey no se ha apaciguado, pues el caballo es ahora salvaje y no permite que nadie lo monte.
—Entonces Sombragrís ha encontrado solo su camino desde el lejano Norte —dijo Aragorn —pues fue allí donde Gandalf y él se separaron. Pero, ay, Gandalf no volverá a cabalgar. Cayó en las tinieblas de las Minas de Moria, y nadie ha vuelto a verlo.

~Entremés~
Eso
(Stephen King)
Stan había hundido el índice derecho en su propia sangre para escribir una sola palabra en los azulejos celestes arriba de la bañera. Eran dos letras enormes, vacilantes:
IT
Una huella sangrienta, zigzagueante, caía desde la segunda letra de la palabra: el dedo había hecho esa marca al caer la mano en la bañera donde ahora flotaba. Patty pensó que Stanley había hecho esa marca —su última impresión sobre el mundo— mientras perdía la conciencia.
Otra gota cayó en la bañera.
Plink.
Eso la hizo reaccionar. Patty Uris recobró la voz. Con la vista fija en los ojos muertos y centellantes de su marido, empezó a gritar.

~Postre~
Harry Potter y la Cámara Secreta
(J.K. Rowling)
—¿Harry? —dijo el señor Weasley mirando a su esposa sin comprender —¿Qué Harry?
Al darse la vuelta, vio a Harry y se sobresaltó.
—¡Dios mío! ¿Es Harry Potter? Encantado de conocerte. Ron nos ha hablado mucho de ti…
—¡Esta noche tus hijos han ido volando en el coche hasta la casa de Harry y han vuelto! —gritó la señora Weasley —¿No tienes nada que comentar al respecto?
—¿Es verdad que hicieron eso? —preguntó el señor Weasley, nervioso —¿Fue bien la cosa? Qui–quiero decir —titubeó, al ver que su esposa echaba chispas por los ojos —que eso ha estado muy mal, muchachos, pero muy mal…

Con mis agradecimientos a Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".