miércoles, 25 de septiembre de 2013

Describiendo a... (LX)

Título: Donde los árboles cantan.

Autor: Laura Gallego García.

Sinopsis: Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas... y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso... y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque... [...] (Extracto de la solapa de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Ediciones SM.

¿Qué les puedo decir? Saben que a últimas fechas, me he hecho muy aficionada a Laura Gallego García y sus obras, ¿no? Y con esa portada, en fin... (pueden decir que Bell es cursi, ya lo sabe). Pues bien, ordené este libro en línea desde hace... No, mejor ni lo pienso, que ya estaba entre mis pendientes el año pasado. El punto es que, conforme estaba en espera, me hallaba algunas reseñas no muy alentadoras, que solo leía superficialmente por miedo a toparme con algún spoiler, pero también estaba decidida a que eso no me influenciara. Por lo que aquí tienen lo que me encontré al leer.

En el ficticio reino de Nortia, cada solsticio de invierno hay una gran fiesta. Viana, una joven noble, acude junto con su padre a la fiesta, donde ve a buenos amigos, al joven con quien la han comprometido y disfruta del gran banquete con el que el rey agasaja a sus invitados. De hecho, es durante el banquete cuando un hombre conocido como Lobo llega desde la frontera y avisa que unos enemigos conocidos del reino, los clanes bárbaros, se han unido y planean invadir Nortia. El rey decide que reunirá al ejército en primavera y Lobo, con pesimismo, desea que no se arrepienta antes de marcharse.

Viana regresa a casa, a ocuparse de sus cosas, cuando llega la noticia de que los bárbaros atacaron antes de lo que esperaban, así que su padre, junto con su prometido y demás nobles, reúnen a sus tropas y parten a la guerra. Sin embargo, las noticias poco a poco dejan de llegar, hasta que cae sobre todos la horrible verdad: los bárbaros ganan y Nortia como tal deja de existir.

A partir de que su país es dominado por los extranjeros, la vida de Viana deja de ser serena y apacible, y se torna terrible, un verdadero desastre. Los bárbaros no dudan en destruir todo aquello en lo que lo que creen los habitantes de Nortia, en someterlos con todo lo que pueden, lo que incluye que los jefes de sus clanes tomen posesión de los señoríos, y que ofrezcan a unos cuantos sobrevivientes de la nobleza conservar sus privilegios a cambio de lealtad al nuevo rey. Para Viana solo quedan dos caminos: someterse o rebelarse. Cuando llega el momento, demuestra más agallas de las que ella misma creía poseer, aunque en algunas ocasiones sigue actuando como la damisela que le enseñaron a ser, lo que incluye ser un poco imprudente (por no decir impulsiva).

El ambiente de esta historia recuerda mucho a la Edad Media, por los caballeros, las doncellas, las invasiones bárbaras y las innumerables leyendas que van de boca en boca a través de los juglares. Sin embargo, aquí Gallego García se toma la libertad de añadir algo de verdad a lo que se dice en los cuentos que cuenta cierto juglar que sale en la historia (misterioso el señor, por cierto). y la dichosa verdad resulta, después de todo, la clave para que Nortia siga en poder de los bárbaros o, por el contrario, pueda sacudirse semejante yugo para volver a la paz de antes.

Entretenida, sí, y con ganas de estrangular a Viana un par de ocasiones, así como agradecer que aprendiera un poquitín de sus errores y que tuviera personajes para todos los gustos. Esas son las cosas que se me quedaron de esta novela. Además, creo que he dejado bastante claro que, comparadas con la trilogía de Idhún, todas las demás obras de Gallego García parecen "sencillas", ¿verdad? Digamos que esta en particular queda en un término medio. La salva el final que, como casi siempre, no me esperaba pero me deja bastante satisfecha.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

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