jueves, 28 de noviembre de 2013

Describiendo a... (e-XIV)

Título: El chamito de rulos.

Autor: Daniel J. Oropeza.

Sinopsis: Eres Sebastián y estás sumergido en un mundo extraño en donde tienes sexo con luces y te encuentras con chicos ciegos y mudos al salir de fiesta. Cuando te lo ligues y te lo lleves a casa, las cosas terminarán saliendo de otra manera de la esperada cuando lo descubras al día siguiente muriendo en un rincón de tu habitación. Ya luego no podrás sacártelo de la cabeza: ¿por qué se ha asesinado? ¿Por qué justo el día en que se conocen? ¿Acaso eres tan malo teniendo sexo...? Y ya luego no podrás vivir sin sacarte eso de la cabeza. (Texto tomado del blog del autor).

Formato: Digital. Para más información, favor de ir aquí.

¿Qué les puedo decir? En primer lugar, le agradezco a Dann que pensara en mí para darle mi humilde opinión sobre este trabajo. Es decir, cuando me pidió el favor, lo primero que pensé fue "espero tener tiempo para leer a gusto", sobre todo considerando que, hasta la fecha, los escritos de este chico me gustaban. ¿Qué, piensan que este no me gustó? Eh... Será mejor que entre en materia, para que comprendan un poco lo que me pasa por la cabeza con esta historia.

Nos adentramos a un futuro remoto, en un país latinoamericano, donde ciertas cosas parecen no haber cambiado, pero otras tantas sí. Conocemos a Sebastián, un joven universitario que, lejos de ser un estudiante modelo, se siente algo hastiado de su vida. En una de esas noches que anda solo, se topa con un chico que le parece bastante "mono" aunque no hable ni vea, se lo lleva a su cuarto, duermen juntos... Es decir, tienen la típica relación de una noche. Pero por la mañana, cuando menos se lo espera Sebastián, ve que el chico se suicida delante de sus ojos, acto que obviamente debe reportar a las autoridades y que éstas desestiman, porque "oficialmente" la gente vive "feliz" y el suicidio ya no se da. Así pues, ¿por qué a Sebastián termina atormentándole saber de ese muchacho, del que por cierto, ni conoció el nombre?

Debo decir que, al momento de que Dann me preguntó si quería leer esto, no pensé que acabaría "peleándome" con el texto. Les explico: eso de "pelearme" me pasa pocas veces, cuando la historia toma un rumbo demasiado extraño o tedioso para mi gusto, y me veo obligada a dejarlo botado por un rato. Eso me pasó aquí, porque si bien la historia me estaba gustando (entre otras cosas, porque no podía predecirla con facilidad y eso me emocionaba), después comenzaban ciertos capítulos, ciertas escenas, de manera que me preguntaba "¿acaso me brinqué páginas? Esto no tiene nada qué ver con lo que leí antes".

La novelita (porque es una novela, sí, y una corta dentro de lo que Bell lee últimamente) se divide en tres partes. En la primera, ocurre lo que he descrito antes, sobre Sebastián, el chico (que termina enterándose que se llamaba Damián) y otros detalles. En la segunda, comenzamos a comernos la cabeza, ya que además de ver cómo Sebastián intenta seguir con su vida, intervienen unas escenas que llegan a marearnos, porque no sabemos a qué vienen, o por qué están allí. Y en la tercera, aunque no lo crean, se explican muchas cosas, parece que finalmente vamos a entender detalles de la primera parte y todo el lío de la segunda, pero sigue siendo difícil el hecho de atar cabos.

Sí, es un poco frustrante que te topes con algo así conforme lees. Más cuando el texto empezó gustándote, después te confundió y luego salió con un final "a lo Sexto Sentido" (Bell ya ha mencionado a qué se refiere con ese término, así que no lo volverá a explicar). Así las cosas, amenacé de muerte a Dann (por Twitter y metafóricamente, se entiende), aunque él sabe que lo quiero y todo.

Por lo demás, ¿qué intenté decir con toda esa palabrería? Que pueden embarcarse en esta novelita si aprecian los misterios, el ir recogiendo pistas como las migas de pan dejadas por Hansel y Gretel, el reflexionar sobre ciertos temas aunque sean superficialmente... Sí, el Doño no dejó nada en el camino (Bell rueda los ojos). Aunque claro, si no tienes paciencia ni una mente truculenta para ir, poquito a poco, imaginándote qué podría pasar, acabarás como yo a ratos, queriendo alejar el escrito de tus ojos por días. Días, literalmente. Así que están advertidos.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

P.D. Es la seudo-reseña que más quebraderos de cabeza me ha dado (hasta la fecha). El texto tiene la culpa. El Doño tiene la culpa. O yo soy masoquista (?). No tengo la menor idea.

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