miércoles, 12 de febrero de 2014

Describiendo a... (LXXVII)

Título: Bitterblue (en el idioma original, igual).

Autor: Kristin Cashore.

Sinopsis: [...] Bitterblue es una monarca misericordiosa; sin embargo, no puede librarse de la influencia que su padre —el rey Leck, un psicópata que poseía la gracia de alterar los pensamientos de los demás— tuvo sobre sus súbditos durante los treinta y cinco años que duró su reinado. La joven reina decide que la mejor manera de conocer a su pueblo y ayudar a su recuperación es salir disfrazada y oculta entre las sombras de la noche; es en una de esas salidas donde conocerá a Teddy y Zaf, dos ladrones que cambiarán su vida para siempre: son ellos los que poseen la verdad sobre el reinado de Leck. E incluso uno de ellos puede que tenga la llave del corazón de Bitterblue. (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Roca Editorial de Libros, S. L.

¿Qué les puedo decir? Con este libro termina la trilogía de Cashore. Como dato curioso, recuerdo que casi acababa de salir a la venta cuando conocí a Nea en la FIL Zócalo (en la ciudad de México), y ella comentaba que quizá lo leería (cosa que, por lo que supe, acabó haciendo y casi le declara su odio a Cashore). Por otro lado, a mí las portadas con llaves me llaman mucho la atención últimamente, por eso me aventé ese "tabique" virtual que fue Incarceron (larga historia). En fin, pasemos a lo que seguramente han venido.

Han pasado ocho años desde que se dieron los acontecimientos narrados en Graceling. Gramilla, que en ese tiempo era una chiquilla, ahora es llamada Bitterblue por su pueblo, Monmar, del cual es reina. Se siente agobiada, impotente y aburrida en el castillo, en el despacho de su torre, firmando papeles y asistiendo a juicios sin importancia, preguntándose qué puede hacer para que su reino se recupere del enorme daño que les hizo Leck, su padre y anterior monarca, que dotado con la gracia de hacer que cualquiera creyera sus palabras, cometió mil atrocidades. ¿La gente de verdad ha olvidado? ¿O todavía recuerdan porque intentan superar lo sucedido y perdonarse? Es difícil para Bitterblue saberlo sin tener contacto directo con sus súbditos así que una noche, cansada de muchas cosas y deseando respuestas, se disfraza y sale del castillo a hurtadillas, encontrando al poco tiempo un sitio donde se cuentan diversos relatos sobre cómo eran las cosas bajo el mando de Leck, aunque unos cuantos son de personajes que ya conocemos: lady Katsa de Terramedia y el príncipe Po de Lenidia.

En esas correrías es que Bitterblue conoce a Teddy, un muchacho tranquilo y confiado dueño de una imprenta; y a Zaf, un graceling de Monmar criado por marineros de Lenidia. Conforme va conociendo a estos dos chicos (sin que ellos la conozcan a ella por completo), Bitterblue se empieza a cuestionar varias cosas de su propio trabajo como reina, pero no porque no haga nada, sino porque siente que nada de lo que hace surte un efecto visible, palpable, para quienes habitan la ciudad principal del reino, Burgo de Bitterblue (la ciudad suele tomar el nombre del rey en turno, en este caso ella).

Si les digo la verdad, con este libro se me confirma la teoría de que Cashore agarró un puñado de escenas del asunto general a resolver esta vez, las lanzó al aire, vio dónde caían y a partir de allí, se dedicó a escribir como bien pudo. De verdad, por aquí y por allá aparecen pistas de lo que intenta descubrir Bitterblue, de lo que va surgiendo en el camino, de otros asuntos quizá no tan importantes pero sí interesantes... Con semejante panorama, es fácil comprender que más de una vez, su servidora pensara "¿esto para qué sale en la historia?", teniendo que darse un zape después por caer en la cuenta de qué significaba.

De todas formas, resulta un entretenido y agridulce final para la trilogía. ¿Leyeron bien? Sí, he puesto "agridulce". Si bien algunos personajes han acabado bien, contentos y todo eso, hay otros tantos que deben pasarla mal, ya sea porque lo que les hizo Leck aún les afecta o porque de verdad obraron mal a conciencia. Eso hace pensar en que, si bien la mayoría de las novelas son hechas para tener finales felices, la vida real no es así, hay algunos que si bien no son malos, les pasan cosas malas y no pueden hacer nada al respecto. Y que algunos dones son tan horribles en las personas equivocadas que quizá no deberían existir, como la gracia de Leck y el propio Leck.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

P,D. ¿Soy solo yo o el verdadero protagonista de la trilogía fue Leck? (Miran a Bell como bicho raro).

P.P.D. Me gustó Zaf. Y apoyo totalmente a Nea con lo de este muchacho y Bitterblue (Bell mira feo el apellido Cashore en la portada de su ejemplar).

(Leído en 2013)

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