sábado, 29 de noviembre de 2014

Tinta a la Carta LXVI: Desayuno en tres tiempos

~Entrada~
El dragón de hielo
(George R. R. Martin)
[…] Siempre recogía las sobras cuando su familia acababa de comer, las llevaba al lugar secreto donde estaba construyendo su castillo y las esparcía allí. De modo que los castillos que construía estaban llenos de reyes y cortesanos todos los inviernos; pequeñas criaturas peludas que salían del bosque, pájaros invernales con el plumaje blanco y cientos y cientos de lagartijas de hielo que se retorcían y se movían con gran esfuerzo, frías, rápidas y gruesas. Adara prefería las lagartijas de hielo a cualquiera de las mascotas que su familia había tenido a lo largo de los años.
Pero al que de verdad quería era al dragón de hielo.

~Plato Fuerte~
Nicolás San Norte y la batalla contra el Rey de las Pesadillas
(William Joyce y Laura Geringer)
El Ánima miró a Norte a los ojos. Avanzó alzando las monedas de oro. Después alargó las dos manos… y miles de monedas se derramaron sobre el suelo. Tenía el tesoro ahí mismo. Solo tenía que cogerlo. Realmente quería cogerlo. Pero Petrov se irguió y golpeó el suelo con los cascos. De pronto, Norte pudo oír gritos que venían del pueblo. Apartó los ojos del Ánima y el rugido del oso y los gritos de pánico inundaron sus oídos. ¡Eran gritos de niños! Sonaba como si… ¡como si temieran por sus vidas! El sonido le llegó a Norte al alma: le llegó a una parte del corazón que ni siquiera sabía que existía. Y por primera vez en su vida, dio la espalda a un tesoro.

~Postre~
La lección de August
(R. J. Palacio)
—¿Siempre vas a tener ese aspecto, August? —susurró Jack —Quiero decir, ¿no puedes hacerte una cirugía estética?
Sonreí y me señalé la cara.
—Oye, que este aspecto lo tengo gracias a la cirugía estética.
Jack se dio una palmada en la frente y se puso a reír como un histérico.
—¡Deberías demandar a tu médico! —contestó entre risas.
Los dos nos reímos tanto que no pudimos parar ni siquiera cuando el señor Roche se acercó a nosotros y nos obligó a cambiar de sitio con los niños que teníamos cada uno a nuestro lado.

Con mis agradecimientos para Nea Poulain, por la idea para el ciclo de entradas "Tinta a la Carta".

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