miércoles, 28 de junio de 2017

Describiendo a... (CCXIV)

Título: Cazadores de Sombras 6. Ciudad del Fuego Celestial (en el idioma original, The Mortal Instruments Book 6: City of Heavenly Fire).

Autor: Cassandra Clare.

Sinopsis: La oscuridad ha regresado al mundo de los Cazadores de Sombras. Mientras el caos y la destrucción los amenazan, Clary, Jace, Simon y sus amigos deben unirse para luchar contra el mayor enemigo al que se han enfrentado jamás los nefilim: el hermano de Clary, Sebastian. [...] (Extracto de la contraportada de mi ejemplar).

Editorial de mi ejemplar: Editorial Planeta Mexicana, S. A. de C. V., a través de Destino.

¿Qué les puedo decir? Finalmente, a Clare se le dio la gana terminar su saga central del universo de Cazadores de Sombras. Sí, esa saga que, por alguna razón, al menos una vez pensé que debió acabar en tres libros. No sé cómo, pero debió ser. Aunque claro, no es que vaya a quejarme. Increíblemente, Clare me gusta (la mayoría del tiempo) y una señal de ello es que sus libros no me duran gran cosa. En fin, a lo que interesa, y avisados quedan que es muy probable que hallen detalles que podrían considerarse spoilers. ¡A la carga!

El prólogo de esta entrega empieza presentando un Instituto que no había aparecido antes: el de Los Ángeles. La familia residente (es decir, la del director) son los Blackthorn, quienes conviven con algunas personas interesantes, entre ellas una chica con un apellido conocido en el universo de Clare: Carstairs. Podría resultar extraño que el prólogo nos trasladara a un escenario tan diferente en esta saga, hasta que hay una invasión y se ve en acción a quien ha pasado a llamarse Sebastian Morgenstern, aumentando sus filas de guerreros corrompidos con la Copa Infernal.

Al acabar, se pasa a la historia en sí, regresando con el elenco que conocemos bien. Tras los sucesos de Ciudad de Almas Perdidas, Jace intenta controlar sus emociones porque de otra forma, el cálido y reluciente regalo de Gloriosa podría acabar con él, en lugar de ser algo que le ayude. Se acerca la Navidad, Nueva York se ve alegre para los mundanos, pero para los cazadores de sombras se viene encima una crisis, porque de pronto los Institutos son atacados (cosa que se ha presentado precisamente en el prólogo) y se ordena la evacuación a Alacante, la Ciudad de Cristal. Nuestros protagonistas nefilim no tienen más remedio que acatar la orden de evacuación, despidiéndose de aquellos que se quedarán atrás, aunque sin saber que Sebastian usará todo lo que tenga al alcance para obtener lo que quiere.

Como ya he mencionado (o quizá no, con la cantidad de seudo-reseñas que ya tiene el blog...), tengo la impresión de que los finales de saga suelen ser pesados, en el sentido de que se sabe que deben cerrar una historia y dentro de ésta, muchos otros asuntos. Tratándose de fantasía juvenil y además, una saga tan popular, era natural que el ejemplar físico corroborara mi opinión, porque es grueso con ganas y lo que narra se "desvía" una y otra vez, contando no solo lo que hacen los protagonistas, sino aquellos personajes que, de una u otra forma, apoyan el argumento, ya sea estando a favor o en contra de lo que los protagonistas quieren conseguir.

Una de las cosas que se puede admirar de Clare es que sus personajes calan hondo. La mayor parte de ellos, al menos, suelen quedarse en la mente y el corazón de la gente, lo que significa el querer saber qué les pasa en el final de esta hexalogía (si no existe la palabra, Bell se la ha sacado de la manga, no la miren mal). Más aún cuando se sabe que el villano en turno, Sebastian Morgenstern, está destrozando el Mundo de las Sombras que se conoce para su propio y retorcido beneficio, lo cual acabará afectando a todas las razas por igual, aunque no lo parezca. ¿Pero los licántropos, los vampiros, los brujos y las hadas dejarán que Sebastian haga de las suyas o acaso se rendirán ante él? Eso crea un conflicto, pues de entrada, las razas de subterráneos creen que Sebastian ha iniciado una guerra con los suyos, los cazadores de sombras y algunos de los subterráneos quisieran que se liquidaran unos a otros, por cómo los nefilim llegaron a tratarlos.

Si les soy honesta, cuando comencé a leer este libro, sabía que había olvidado un poco de la saga entera, considerando el tiempo transcurrido entre una lectura y otra. Sin embargo, no me importó en lo más mínimo, más aún por lo que mencionaba antes, que Clare tiene algo en sus historias que no me deja soltarlas fácilmente y aunque el libro era grueso, no me duró mucho (en serio, Goodreads y la pestaña Si lo compraste [...] son testigos de ello). Era un final que hacía tiempo que esperaba leer (echémosle la culpa a La Lata por la demora, por favor), y del que créanme, fue muy difícil no recibir spoilers en su momento, pero de alguna forma conseguí disfrutarlo sin enterarme de qué pasaba con quién (en serio, Bell ignora cómo logró esquivar spoilers, así que no pregunten). Y bueno, no diré que no me esperaba que las cosas se resolvieran con tal o cual personaje y/o situación, pero agradezco a Clare porque, en ciertas oportunidades, se sacó de la manga giros tan inesperados que solo por eso valió la pena haber tardado tanto en leer, porque disfruté como niña pequeña.

¿Les he dicho que normalmente suelo querer a los protagonistas principales? Bueno, quizá no estén al tanto, pero a Clary a veces no la entiendo. Es decir, me cae bien la mayoría del tiempo, pero no es una persona que en la vida real lograría entender, así que quizá de ahí viene que a veces la compadezca y a veces me desespere. Entre ella y el ególatra sarcástico de Jace, puede que las cosas no estuvieran tan mal, porque había momentos en que agradecía el punto de vista de ella y los muchos intentos de él de aligerar un ambiente que a veces estaba más tenso que una cuerda de violín. ¿A qué a venido eso? A que últimamente soy más de los secundarios, de querer un poco más a esos personajes que apoyan a los principales con sus talentos, con sus palabras y a veces, tan solo con estar allí. Y en Ciudad del Fuego Celestial abundan ese tipo de personajes, creo yo, así que un aplauso para los mejores amigos, para las hermanas, para los padres y los parientes lejanos... y para todo lo que se les ocurra, porque en serio, hay de dónde escoger y algunos tienen momentos memorables, se los aseguro. Incluso aquellos a los que apenas se mencionan y/o que hemos conocido gracias al resto de los relatos del universo de Cazadores de Sombras.

En cuanto a los escenarios, en el prólogo mencioné uno nuevo, el Instituto de Los Ángeles, pero hay otros que ya se han presentado, casi todos en Nueva York y en Alacante. Estando el libro dividido en dos partes, la segunda se desarrolla casi toda en un sitio al cual no se accede con facilidad y al que nuestros protagonistas llegan llevándose un par de sorpresas no muy agradables... y que tal vez no sea tan fácil de abandonar. ¡Gracias, Sebastian! (Bell destila sarcasmo al soltar eso).

Para concluir, puedo decir que quizá predije algunas cositas con una facilidad pasmosa, pero Clare pudo sorprenderme lo suficiente con el desarrollo y el resultado de las mismas, así que no se lo tomé demasiado en cuenta. Así que en conjunto, el terminar así esta saga no estuvo del todo mal.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.

P. D. Alec sigue siendo de mis favoritos. Lo siento por dañar tu ego, querido Jace, pero no lo puedo evitar. Menos con las escenas donde sentí que se lució maravillosamente.

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